Es como un laberinto que nunca acaba, y ninguna esquina es igual a la anterior, nunca ocurre lo mismo, son instantes de segundos que pasan y por mas que nos enamoremos de ellos, hay que dejarlos atras, sin embargo, basta mirar hacia otro lado para encontrar otra imagen igualmente encantadora, y volvernos a enamorar.
Detras de esa pequeña rendija hay un mundo infinito en el cual sumergirse , de colores que pasan del impresionismo al decontructuvismo, de geometrias puramente cubistas.
La forma se rompe y se reconstruye a la vez, la luz se transforma en flor, el triangulo en esfera, lo oscuro en cielo , lo claro, en eternidad.
El baile es acompasado al ritmo del observador , adelante, atràs, un giro, y luego adelante de nuevo, las formas se hacen incapturables y se desvanecen en el espacio a la vez en que otras nuevas surgen y hacen las imagenes cada vez deseseperadamente mas bellas, mas inalcanzables.
Volver al estado inicial , alejando la magia de la mirada, es casi imposible sin que algun retazo de colores o formas quede en la retina dando vueltas por al menos un momento.
Me pregunto entonces cual es mi realidad, còmo saber si al mirar a traves de un kaleidoscopio observo una realidad, o un imaginario?
Constanza Cerda Gosselin
