miércoles, 20 de octubre de 2010

Escuché que soñar no costaba nada, quise intentarlo.

Quiero un lugar para mi
Un lugar donde detenga mi caminar descalzo sobre el pasto húmedo, para no distraer a los zorzales que intenten escuchar a las lombrices subterráneas
Un lugar donde cada noche mi guardián se encargue de apagar todas las luces de la ciudad, y me permita contemplar la luna y sus astros en toda su magnitud por tiempos infinitos, hasta que pasen los segundos, los minutos y las horas y la eternidad de las estrellas nos haga parte de ellas, nos abracen en una noche sobrecogedora, frágil : encantadora.

Quisiera tan solo perderme en un lugar desconocido que no acabe nunca de recorrer y que me permita soñar con fantasías tan intangibles, que solo allí se puedan hacer realidad.

Si tan solo supiera donde comenzar a buscarlo ...



Constanza Cerda Gosselin

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