Me inspiraste tú, hombre común y corriente que de pronto interrumpes mi viaje , el de todos los días, a la universidad.
Escuchaba música en mi mp3 pero tu grito desesperado logró llamar mi atención , y te vi, ahí estabas: alto, contextura normal, vestido de trabajo y con esa expresión de ira que hace tiempo no veía en las micros de santiago.
Me saqué un audifono , como siempre lo hago cuando quiero curiosear, para escuchar lo que le decías, y entre grito y grito , dimes y diretes, le dices al chofer : ¡ No está transportande personas, trasporta cadáveres!
silencio
Nadie parecía haber escuchado lo que dijo, ni siquiera los más cercanos a la discusión.
Pero yo sí lo escuche y me dije : No soy un cadaver... !
¿O si?
De pronto salí de mi y me vi en la micro, llena de gente, sumida en mis pensamientos, escuchando mi música , pensando mis pensamientos y bueno creo que si alguien hubiese muerto en ese momento, en uno de los asiento, nadie lo habría notado , cada uno estábamos tan dentro de nosotros que habría que haber gritado con todas las fuerzas para poder sacarnos de nosotros mismos.
Y así es, quizás sí somos cadáveres ,en cierto modo , entes que viven encerrados sin ver más allá de nuestras narices, entes sin vida aparente que no se dejan conmover con la pobreza, el dolor o lo indigno .
Por lo menos, había un sobreviviente: tú, mis inspiración.
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